
Conoce la nueva forma de viajar: qué es el Slow Travel y cuáles son sus beneficios
13 minutos de lectura¿Has regresado de un viaje sintiendo que no lo viviste realmente? A muchos nos ha pasado. Llegamos a casa con la sensación de que el viaje se fue en un abrir y cerrar de ojos. Y no es para menos: en un mundo donde todo va tan rápido, el turismo también se ha vuelto acelerado. Justo como respuesta a ese ritmo surge el Slow Travel, una forma de viajar que propone desacelerar, conectar y vivir cada destino con intención. Cada vez más viajeros lo adoptan para redescubrir el verdadero sentido de viajar: disfrutar sin prisa, con conciencia y profundidad. ¿Quieres saber más sobre esto? Aquí te lo contamos. ¿Qué es slow travel? Slow Travel es una forma de viajar que apuesta por la calidad de la experiencia en lugar de la cantidad de destinos. En lugar de correr de un sitio a otro tachando lugares de una lista, esta filosofía propone recorrer menos, pero vivir más intensamente cada lugar que visitas. El Slow Travel no se trata solo de moverse lento, sino de viajar con intención y conexión. Significa tomarte el tiempo para conocer el ritmo local, conversar con sus habitantes, probar la gastronomía tradicional sin prisas y dejar que el viaje fluya sin presiones ni itinerarios estrictos. Esta forma de turismo nació como una extensión del movimiento Slow Food, que promueve el consumo consciente y local. Al igual que en la cocina, el Slow Travel apuesta por experiencias auténticas y sostenibles, alejadas del turismo masivo. Principios del slow travel El Slow Travel no es solo una forma de viajar, sino una filosofía que transforma por completo la manera en que entendemos el turismo. Sus principios invitan a desacelerar, a vivir el presente y a conectar genuinamente con los destinos y sus comunidades. A continuación, te comparto los pilares que sustentan esta forma de viajar: 1. Menos es más En lugar de visitar cinco ciudades en una semana, el Slow Travel propone elegir uno o dos lugares y explorarlos a fondo. Esto permite descubrir aspectos culturales, históricos y humanos que suelen pasar desapercibidos en los viajes acelerados. 2. Conexión con la comunidad local Se basa en relacionarte con los habitantes del destino. Se trata de aprender de sus costumbres, apoyar negocios familiares, hospedarte en alojamientos locales y participar en actividades comunitarias. Más que turista, eres un visitante consciente. 3. Tiempo para disfrutar No se trata de llenar cada hora del día con actividades. Esta filosofía propone dejar espacios libres para improvisar, para simplemente caminar sin rumbo, leer en una plaza, o sentarte a conversar con alguien del lugar. El tiempo se vive, no se llena. 4. Sostenibilidad También tiene un fuerte enfoque ecológico. Al reducir desplazamientos, elegir transporte local, evitar grandes resorts y consumir productos de la región, tu huella de carbono se reduce significativamente. Además, fomentas una economía circular más justa. 5. Presencia y atención plena El viaje no comienza cuando llegas al destino, sino desde el momento en que decides vivirlo con intención. El Slow Travel nos invita a estar más presentes, a apreciar los detalles y a conectar con el entorno con todos los sentidos. Qué significa realmente viajar despacio Viajar despacio no es simplemente moverse más lento, ni significa que tengas que pasar semanas en el mismo lugar sin hacer nada. Viajar despacio es una forma de replantearte cómo vives tus viajes: con menos prisa, más conciencia y mucho más disfrute. Se trata de dejar de lado la obsesión por “verlo todo” y comenzar a valorar cada experiencia con más profundidad. En lugar de correr de un atractivo turístico a otro, el slow travel te invita a caminar sin mapa por una ciudad, sentarte a tomar un café con locales o perderte en un mercado sin mirar el reloj. Cuando eliges viajar despacio, te das el permiso de disfrutar más y planear menos. Puedes cambiar de ruta si así lo sientes, quedarte un día más si te enamoras de un lugar, o pasar la tarde entera aprendiendo una receta local. El objetivo no es tachar cosas de una lista, sino dejar que el destino te sorprenda. Además, viajar despacio también significa ser más respetuoso con el entorno y las comunidades que visitas. No saturas lugares turísticos, reduces tu impacto ambiental, consumes de forma local y fomentas un turismo más justo y consciente. Beneficios del Slow Travel para el viajero y los destinos Practicar el Slow Travel no solo transforma tu forma de viajar, también genera un impacto positivo en los lugares que visitas. Esta manera más consciente y relajada de moverte por el mundo trae beneficios tanto para ti como viajero, como para las comunidades que te reciben. Beneficios para ti como viajero • 1. Menos estrés, más disfrute: Olvídate del itinerario apretado. Al viajar sin prisas, eliminas esa ansiedad por “verlo todo” y ganas tiempo para realmente vivir lo que ves. Tus vacaciones se sienten como tal: descanso, conexión y momentos memorables. • 2. Experiencias auténticas: Al quedarte más tiempo en un destino, puedes conocer mejor su cultura, su gente y sus tradiciones. Tienes la oportunidad de entablar conversaciones reales, participar en actividades locales y descubrir rincones que no salen en Instagram. • 3. Ahorro económico: Aunque suene contradictorio, viajar despacio puede ser más barato. Al quedarte más tiempo en un lugar, puedes negociar mejores tarifas de hospedaje, comer en sitios locales (más ricos y más baratos) y evitar el gasto constante en transportes. • 4. Bienestar emocional: Este estilo de viaje promueve la atención plena. Estás más presente, más conectado contigo mismo y con tu entorno. Muchos viajeros que adoptan el slow travel dicen sentirse renovados, no agotados, al volver a casa. Beneficios para los destinos • 1. Impacto positivo en la economía local: El slow travel apuesta por el consumo local: fonditas, artesanos, cooperativas, hospedajes familiares… Al quedarte más tiempo, tu dinero realmente se queda en la comunidad. • 2. Turismo más sostenible: Menos desplazamientos, menos contaminación, más respeto por el entorno natural y cultural. Esta forma de viajar ayuda a reducir la huella ecológica y promueve un turismo más consciente y equilibrado. • 3. Descentralización del turismo: En vez de saturar los mismos lugares de siempre, el slow travel permite explorar destinos menos conocidos, dándoles visibilidad y apoyo económico. Esto ayuda a distribuir mejor los beneficios del turismo en regiones que usualmente no aparecen en los folletos turísticos. ¿Por qué México es ideal para practicar Slow Travel? Si hay un país perfecto para tomarse las cosas con calma, ese es México. Su diversidad de paisajes, riqueza cultural, gastronomía única y el calor de su gente hacen que sea ideal para practicar el Slow Travel. Aquí no necesitas recorrer mil kilómetros para vivir una experiencia transformadora: basta con bajar el ritmo y dejarte llevar por el momento. A diferencia del turismo exprés que solo busca “palomear” lugares, el slow travel en México te invita a sentarte en una plaza, hablar con un artesano, probar una receta tradicional directamente de una cocinera local o simplemente mirar el atardecer en la playa sin prisas. Además, cada región tiene algo auténtico por ofrecer: desde pueblos mágicos llenos de historia hasta comunidades indígenas que han encontrado en el turismo consciente una forma de compartir su cultura sin perder su esencia. Te compartimos algunos destinos para practicar el slow travel en México: Destinos slow travel en México que debes conocer 1. San Cristóbal de las Casas, Chiapas Ubicado en los Altos de Chiapas, este pueblo mágico ofrece una experiencia cultural profunda. El clima fresco, los mercados indígenas, las cooperativas artesanales y el café de altura hacen que cada día valga la pena vivirlo con calma. Puedes disfrutar de las siguientes actividades: • Tomar un taller textil con artesanas tzotziles. • Pasar una tarde en el mercado local. • Explorar pueblos cercanos como Zinacantán o San Juan Chamula. • Hospedarte en un ecohostal con enfoque comunitario. 2. Valle de Bravo, Estado de México Este pueblo rodeado de bosque y lago es el refugio perfecto para quienes buscan descanso activo. Puedes caminar por senderos en medio de pinos, practicar kayak sin prisas o simplemente observar aves en silencio. Además, también puedes: • Hacer una caminata por la reserva de Monte Alto. • Comprar pan artesanal y disfrutarlo con un café frente al lago. • Asistir a retiros de yoga o meditación. • Visitar Avándaro y explorar sus cascadas. 3. Cuetzalan, Puebla Enclavado entre neblina y montañas, este pueblo indígena mantiene vivas sus tradiciones. Aquí, el tiempo se mide por el ritmo del café y las danzas prehispánicas. Puedes: • Visitar los cafetales y conocer el proceso artesanal del grano. • Explorar las cuevas y cascadas con guías locales. • Asistir a rituales del volador y mercados dominicales. • Hospedarte en una cabaña con vista a la selva. 4. Todos Santos, Baja California Sur Un pueblo entre el desierto y el mar que ha enamorado a artistas, surfistas y viajeros conscientes. Aquí la vida fluye sin horarios y la oferta cultural es constante pero tranquila. Actividades para hacer: • Surfear al amanecer y caminar por sus playas vírgenes. • Conocer los talleres de arte local y galerías. • Probar comida orgánica en huertos-restaurantes. • Hospedarte en casas boutique eco-amigables. 5. Izamal, Yucatán Conocido como “la ciudad amarilla”, Izamal tiene una energía muy particular. Es pequeña, tranquila y cargada de historia maya y colonial, perfecta para explorar a pie sin itinerarios. Disfruta de algunas de estas actividades: • Subir la pirámide Kinich Kakmó al atardecer. • Pasear en bici por sus calles empedradas. • Probar la cochinita pibil en un mercado. • Conversar con los artesanos que pintan en madera. 6. Real de Catorce, San Luis Potosí Antiguo pueblo minero convertido en destino místico. Sus paisajes desérticos y ruinas invitan a la contemplación y la reflexión, ideal para una desconexión profunda. Haz lo siguente: • Caminar por el Túnel Ogarrio. • Visitar el Cerro del Quemado, sitio sagrado wixárika. • Explorar a caballo antiguas minas y caminos reales. • Observar estrellas desde tu hospedaje en la sierra. 7. Mazunte, Oaxaca Un destino costero que ha encontrado el equilibrio entre turismo y sostenibilidad. Aquí no hay prisa, todo es calma: el mar, los rituales, la vida. Actividades de turismo lento: • Participar en el festival de música o poesía. • Asistir a un taller en el Centro Mexicano de la Tortuga. • Practicar yoga con vista al océano. • Hospedarte en una cabaña con techo de palma y vista al Pacífico. 8. Tepoztlán, Morelos Tierra de chamanes, volcanes y mercados orgánicos. A solo 1 hora de CDMX, es un respiro accesible para reconectar contigo mismo y con la naturaleza. Disfruta algunas de estas actividades: • Subir al cerro del Tepozteco sin prisa. • Visitar huertos orgánicos y aprender sobre permacultura. • Probar nieves artesanales con sabores locales. • Asistir a un temazcal o ceremonia ancestral. 9. La Huasteca Potosina, San Luis Potosí Más que una región, es una experiencia multisensorial. Cascadas, pozas turquesas, cuevas y selva. Aquí se viene a sentir, no a correr. Haz lo siguiente: • Nada en el río Tampaón. • Explora el Jardín Surrealista de Edward James en Xilitla. • Participa en proyectos ecoturísticos con comunidades. • Disfruta la comida huasteca casera. 10. Bacalar, Quintana Roo La famosa Laguna de los Siete Colores es un símbolo del turismo responsable en el Caribe. Aquí la consigna es una: cuidar para poder disfrutar. Descubre el turismo lento: • Haz kayak al amanecer en silencio. • Visita los estromatolitos sin tocarlos. • Duerme en eco-cabañas lejos del ruido. • Apoya cooperativas que promueven el turismo sustentable. Slow Travel vs turismo convencional: diferencias clave Aunque ambos implican viajar, la forma en que se vive el viaje cambia por completo. Aquí te dejamos las principales diferencias entre el Slow Travel y el turismo convencional, para que veas cuál se adapta mejor a tu forma de explorar el mundo: 1. Ritmo del viaje • Slow Travel: propone moverse con calma, quedarse más tiempo en un solo destino y evitar los itinerarios apretados. • Turismo convencional: apuesta por hacer más en menos tiempo, visitar muchos lugares rápidamente. 2. Tipo de experiencia • Slow Travel: busca experiencias auténticas, como comer en fondas locales, charlar con los habitantes o simplemente caminar sin rumbo. • Turismo convencional: prioriza visitar los puntos turísticos más conocidos y tomarse la clásica foto. 3. Conexión con la cultura local • Slow Travel: fomenta la integración con la comunidad, el respeto por las costumbres y el idioma. • Turismo convencional: muchas veces se limita a observar desde fuera sin involucrarse realmente. 4. Impacto ambiental y social • Slow Travel: reduce la huella ecológica usando transporte local, apoyando el comercio justo y hospedándose en lugares sostenibles. • Turismo convencional: suele generar más impacto negativo por los traslados constantes, el consumo en grandes cadenas y la masificación. 5. Propósito del viaje • Slow Travel: es una forma de reconectar contigo mismo, viajar de forma consciente y disfrutar de cada momento sin prisa. • Turismo convencional: muchas veces se trata de “desconectarse” por unos días, sin profundizar en el entorno. Comparativa: Slow Travel vs Turismo Convencional ¿Cómo empezar a practicar Slow Travel? Adoptar el Slow Travel no significa cambiar todo de la noche a la mañana. Es más bien un ajuste de mentalidad: pasar de tachar lugares en una lista, a vivir de verdad cada sitio que visitas. Y sí, puedes empezar con pasos pequeños. Lo primero es elegir un destino que te invite a quedarte más tiempo. En lugar de planear cinco ciudades en una semana, quédate en una y descúbrela sin prisa. Camina sus calles, desayuna en una cafetería local, habla con la gente. El Slow Travel no se trata de ver más, sino de entender mejor. Otro consejo clave: planea menos. Haz espacio en tu itinerario para la improvisación. Esos momentos espontáneos (una charla inesperada, una feria local, una caminata sin rumbo) suelen ser los más memorables. Opta por transportes más lentos y sostenibles. En vez de un avión, ¿por qué no un tren, autobús o incluso una bicicleta? Además de ser más ecológicos, te permiten observar mejor el paisaje y conectar con el trayecto, no solo con el destino. Por último, consume local: duerme en hospedajes familiares, come en fondas, compra en mercados, apoya a guías y proyectos comunitarios. Así no solo vives una experiencia más auténtica, sino que también apoyas a la economía del lugar. Consejos para planear un viaje estilo Slow Travel Adoptar el Slow Travel no significa complicarse la vida, al contrario: se trata de simplificar y viajar con más intención. Pero claro, para disfrutar al máximo de esta forma de viajar, es bueno tener en cuenta algunos puntos clave al momento de planear tu próxima aventura. Aquí te dejamos algunos consejos prácticos: 1. Elige un destino que realmente te interese (y quédate más tiempo) En lugar de intentar ver cinco ciudades en una semana, selecciona uno o dos destinos que te llamen la atención y quédate el tiempo suficiente para explorarlos con calma. Así podrás conocer más que los lugares turísticos: entenderás la vida local, su ritmo y su cultura. 2. Diseña un itinerario flexible No llenes cada día con actividades. Deja espacio para la espontaneidad, para caminar sin rumbo, conversar con locales o simplemente descansar. Parte del Slow Travel es vivir el presente sin la presión de "aprovechar al máximo cada minuto". 3. Hospédate en alojamientos con alma Opta por hospedajes locales, eco-friendly o familiares, donde puedas sentirte como en casa y apoyar directamente a la comunidad. Nada como un hostal, una posada o un Airbnb atendido por sus propios dueños para vivir la experiencia auténtica del lugar. 4. Consume local Come en fonditas, compra en mercados y apoya los negocios de barrio. Además de ahorrar, estarás conectando con la gastronomía real del destino y promoviendo un turismo más consciente y sostenible. 5. Desconéctate (un poco) No necesitas subir cada foto al momento. Permítete disfrutar de lo que estás viviendo sin sentir la necesidad de documentarlo todo. El Slow Travel también es una oportunidad para reconectar contigo mismo y con lo que te rodea. 6. Prioriza el transporte lento y sustentable Siempre que puedas, elige moverte a pie, en bicicleta, en tren o en transporte público. Verás mucho más, gastarás menos y reducirás tu huella ambiental. Conclusión: Qué es Slow Travel y cómo puede transformar tu forma de viajar Ahora que ya sabes qué es Slow Travel, queda claro que no se trata solo de una forma de moverse, sino de una nueva filosofía de viaje. Una que invita a soltar la prisa, dejar de correr de un punto a otro y comenzar a vivir cada destino con calma, conexión y consciencia. Viajar despacio te permite disfrutar más, gastar mejor, descansar de verdad y dejar una huella positiva en los lugares que visitas. No necesitas recorrer medio país en una semana para decir que viajaste. Basta con quedarte unos días más en un solo destino, hablar con su gente, probar su comida local, y mirar tu entorno con curiosidad genuina. En un mundo donde el turismo exprés domina, el Slow Travel llega como un respiro. Y México, con su riqueza cultural, sus pueblos mágicos y su hospitalidad, es el escenario perfecto para ponerlo en práctica. Así que la próxima vez que prepares tu mochila, pregúntate: ¿quiero ver más… o quiero vivir mejor mi viaje?
Leer más




